Riesgos en Internet

Los peligros de la Red para los menores de edad


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Estudio encuentra que los adolescentes cuidan más la privacidad en las redes sociales que los adultos

Un grupo de investigadores del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford estudió los hábitos de privacidad de adolescentes y adultos de varias edades y concluye que el cuidado de la misma disminuye a medida que pasan los años, siendo los adolescentes quienes más protegen sus datos personales.

El estudio, realizado con población del Reino Unido, destaca que casi el 95% de menores de edad de entre 14 a 17 años revisan los contenidos que comparten a través de las redes sociales, así como con quién lo comparten. Es en esas edades cuando más frecuentemente se revisan las configuraciones de privacidad de las redes sociales, algo que a medida que pasan los años se va disminuyendo.

El estudio, llamado “Una nueva paradoja de la privacidad”, compara los hábitos de cuidado para con la privacidad en las redes sociales de adolescentes y personas adultas en diferentes rangos de edad, y se demuestra estadísticamente que cuanto mayor es un usuario, menos cuidadoso es también con su privacidad online. Solo el 32,5% de usuarios con más de 65 años han revisado alguna vez las opciones de privacidad de sus redes sociales según el equipo de Oxford, quienes también detectaron una correlación donde se veía que había una mayor preocupación por la privacidad online en aquellos encuestados con más estudios o un salario mayor.

Gráfica que muestra el porcentaje de usuarios que han cambiado la configuración de privacidad por edades

Gráfica que muestra el porcentaje de usuarios que han cambiado la configuración de privacidad por edades

 

Si bien es cierto que los adolescentes son mucho más conscientes sobre su privacidad online que los adultos, habría que preguntarse si los jóvenes están aprendiendo a cuidarse y adquiriendo las competencias digitales necesarias a la velocidad a la que los nuevos servicios y redes sociales lo exigen. Existe también la paradoja de que los adolescentes, quienes son cada vez más conscientes de cómo exponen sus datos privados online, también se enfrentan a un mayor número de retos con cada vez más frecuencia. Si son más competentes y cuidadosos, ¿por qué aumentan los problemas y los casos? Quizá la culpa la tenga la confianza extrema que se tiene a las medidas protectoras que les ofrecen las redes sociales y las nuevas herramientas digitales, y desconozcan la complejidad y dimensión de la Red, donde el factor humano juega un papel clave, y donde la hiperconectividad entre personas y entre dispositivos posibilita que el más pequeño despiste o gesto pueda convertirse en algo mucho mayor.

Los adolescentes han apostado por herramientas como Snapchat, que permiten que las fotos y videos que se comparten se autodestruyan, generando una sensación de seguridad que les lleva a olvidarse que este tipo de herramientas también pueden tener fallos de seguridad, o que sus mecanismos de protección se puedan desactivar de forma no oficial. En muchos casos, los que han diseñado la herramienta “segura” o quienes la utilizan no se han planteado nuevos escenarios donde se vulnera aquello que se pensaba iba a ser un secreto protegido.

Confiar ciegamente en la tecnología, les lleva a deshinibirse más y que el contenido compartido sea más privado, más íntimo, más vulnerable, y sobre todo, se haga en mayor cantidad. El volumen y el valor privado de los contenidos hace que cuando por despiste, error, desidia, o mala fe se difunda aquello que se esperaba privado, el daño causado y las consecuencias sean mucho mayores y más difíciles de gestionar y solucionar.

Para cuidar nuestra privacidad y por ende, nuestra huella digital, debemos tener en cuenta también que otras personas cuentan y comparten sobre nuestra vida, y que los propios dispositivos y servicios que utilizamos online también gustan de publicar acerca de lo que hacemos y lo que dejamos de hacer. Algo tan inocente como que nos etiqueten en una foto puede tener consecuencias difíciles de prever, por lo que saber cómo configurar la privacidad de las redes sociales no es suficiente, y es necesario comprender el funcionamiento de Internet como lo que es, un ecosistema donde vivimos más de 2.500 millones de personas conectadas a través de muchos miles de millones más de dispositivos, y donde los servicios que se ofrecen se interconectan entre sí creando un entorno digital dificil de prever y gestionar. Si alguien cree que por compartir un comentario o contenido en un entorno aparentemente privado éste nunca será visto por terceras personas, va a tener que aprender a gestionar más de un disgusto en Internet.

Recurso educativo online para el uso seguro y responsable de las etiquetas

Recurso educativo online para el uso seguro y responsable de las etiquetas

Tal como conlcuyen los autores de la investigación, las grandes empresas tecnológicas como Facebook o Google han convencido a la ciudadania de que “la era de la privacidad ha acabado” (Mark Zuckerberg en 2010)  o  de que «Si tienes algo que no quieres que nadie sepa, tal vez no deberías estar haciéndolo en primer lugar» (Eric Schmidt en 2009) insinuando que todo lo que no se comparte es malo. Cuesta más luchar contra las modas y las percepciones sociales, que configurar las opciones de privacidad de las herramientas que utilizamos en Internet, por lo que aún nos queda mucho camino por recorrer en lo que a competencias digitales se refiere.

El estudio completo puede ser consultado en el siguiente enlace.

Más información sobre la campaña «Etiquetas Sin Permiso, NO» y sobre el recurso «Etiquetas Sin Problemas» en los siguientes enlaces:

http://www.etiquetassinpermisono.com

http://www.etiquetassinproblemas.com

 


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Un estudio de McAfee alerta de los riesgos para la privacidad derivados de las rupturas de pareja

Con motivo del día de San Valentín, el 36% de las personas tenía previsto enviar una foto atrevida a su pareja a través de un mensaje de texto, correo electrónico o red social, según una encuesta acerca del fabricante estadounidense de antivirus McAfee que fue publicada la pasada semana. Según el estudio, una de cada 10 personas implicadas en una ruptura sentimental amenazó con publicar online una foto reveladora de su expareja y el 60% cumplió dicha amenaza.

Se descubrió que más del 50% de los encuestados compartió su contraseña con una pareja.

Mucha gente considera equivocadamente que compartir sus contraseñas con su pareja en una muestra de amor, pero cuando la relación termina mal es necesario cambiarlas de inmediato, advierten desde McAfee.

Más del 56% de los encuestados había espiado los perfiles en las redes sociales e incluso las cuentas bancarias de sus parejas y el 48,8% había revisado sus correos electrónicos.

El hábito de espiar en línea va más allá de las parejas actuales. Los encuestados reconocieron haber espiado también a sus exparejas, así como a las exparejas de sus actuales novios, en sitios como Facebook y Twitter.

En la encuesta se descubrió que los hombres son más propensos que las mujeres a revisar subrepticiamente las cuentas personales de sus parejas y a vigilar a sus exparejas en redes sociales.

Erika Holiday, psicóloga clínica especialista en temas de pareja recomienda abstenerse de compartir este tipo de información personal «hasta que de verdad conozcas a una persona. Y eso lleva años, incluso décadas. Lleva mucho, mucho tiempo».

La prevención es la única forma de protegerte realmente y hay algunas medidas de seguridad prácticas que deberían ser universales.

Empieza por bloquear con contraseña tus dispositivos móviles y tu computadora. Cuando te sientas cómodo en una relación, puedes ser más flexible con la seguridad. Se recomienda ponerle contraseña a los smartphones sin importar el estatus de la relación.

También es recomendable instalar software antivirus en tus dispositivos electrónicos, especialmente en los teléfonos y tablets, para proteger mejor cualquier información confidencial que tengas guardada. También instala software de rastreo que permita borrar a distancia la información de un dispositivo perdido o robado.

Con respecto a enviar fotos de sexting o compartir contraseñas el consejo es claro: simplemente no hacerlo. No hay que sentirse en ningún caso obligado a hacerlo y eso no significa que estés ocultando algo.

Una vez que se comparte una foto o un vídeo a través de un mensaje de texto o de un correo electrónico, el creador pierde el control sobre lo que ocurre con ese material. Para sacar de circulación un contenido como ese, el receptor tendría que aceptar borrar todas las copias de ese material de su teléfono o cuenta de correo electrónico. Pero confiar en que alguien hará esto es más difícil si la relación terminó mal. Y si la otra persona lo compartió aunque sea solamente con una más, será imposible controlar que tus fotos personales se divulguen.

Después de una ruptura tus opciones son limitadas. Cambia de inmediato tus contraseñas para proteger tu información personal. Si tu ex tiene fotos o datos comprometedores, puedes intentar razonar con él o ella y pedirle que borre esos archivos.

En el estudio de McAfee, algunos encuestados dijeron que sí publicarían datos privados de sus parejas si estas:

  • les mienten (45%)
  • los engañan con otras personas (40%)
  • terminaran con ellos (26%)
  • o cancelaran su boda (14%)

Fuente: CNN México.

Más sobre los riesgos del sexting

Vídeo: No produzcas imágenes de sexting.

Vídeo: Sextorsión, una forma de violencia sexual digital.

Riesgos digitales derivados de una ruptura de pareja, en la mediateca de PantallasAmigas.


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El ciberbullying sucede más entre antiguos amigos y novios, afirma un estudio

Según un estudio acerca de la cyber-aggression publicado por la Universidad pública de Pensilvania y la Universidad de California, el ciberbullying ocurre mayormente entre amigos, ex-amigos y compañeros de clase, pero no es habitual entre desconocidos. También ocurre entre ex-novios y ex-novias.

Los homosexuales también tienen más posibilidades de acabar siendo víctimas, como ya habían mostrado anteriores estudios, y es también más común que quien acabe siendo victima sea relativamente popular, mientras que las personas más marginadas y menos populares no sufren tanto ciberacoso (por el hecho de tener menos amigos/conocidos, y por tanto menos probabilidades de ser hostigado).

La relación de amistad mencionada en el estudio no tiene por qué ser reciente (no tienen por qué ser actualmente amigos), pero ha debido de existir una relación de amistad anterior ya que de ahí sale el conocimiento de cómo hacer daño a la víctima, indica este estudio.

Fuente: News Track India.

Vídeos para la prevención

PantallasAmigas ofrece una colección de vídeos para la sensibilización de niños, adolescentes, padres y educadores acerca del problema del ciberacoso:

El fomento de la ciberciudadanía es básico para evitar el ciberbullying. La netiqueta es una herramienta importante para construir esa ciudadanía digital:

Visita también Netiquétate y la campaña conjunta de Netiquétate con Tuenti.


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En el Reino Unido se constata el consumo regular de porno «hardcore» entre menores y la imitación en forma de «sexting»

Un nuevo estudio cualitativo sobre el sexting realizado por la Universidad de Plymouth y el nodo Safer Internet del Reino Unido con el apoyo de la NSPCC entre 120 estudiantes de 13-14 años, y 30 de 10-11 años incluye las siguientes conclusiones:

  • El sexting es una actividad normalizada y rutinaria para los niños de 13-14 años.
  • Los chicos no piden ayuda a los adultos porque temen ser que no se acepte su comportamiento).
  • Los chicos creen que los problemas del contenido sexual (tanto pornográfico como el que ellos mismos generan a través del sexting) deberían ser tratados en la escuela y de hecho muestran interés por hablar de ello. Sin embargo, no suelen hablarlo con sus profesores cuando les surge algún problema de este tipo.
  • Los menores de 10-11 años parecen estar a salvo del contenido sexual en Internet.

La directora de la National Society for the Prevention of Cruelty to Children (NSPCC) dice que se empieza a constatar que el porno duro (hardcore porn) se consume de forma regular y normalizada entre los menores, y esto está llevando a que generen y compartan sexting que imite el tipo de comportamiento sexual reproducido en ese género. Incide en que hay que enseñar a los menores a que se respeten ellos mismos, y a que respeten a los demás y que la educación sobre estos asuntos debe comenzar en la escuela primaria.

Fuente: Medical Xpress

Más información sobre el fenómeno del sexting


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El sexting es algo normalizado entre los jóvenes de la «generación Internet»

Según un estudio dado a conocer por la Universidad de Míchigan, en EE. UU., la práctica del sexting podría ser algo normal entre los que han crecido con Internet y otras tecnologías digitales, y una práctica «saludable» de las relaciones modernas.

El estudio, que es el primero en enfocarse sobre el impacto del sexting en la salud, ha sido efectuado sobre 3.447 mujeres y hombres de entre 18 y 24 años (jóvenes adultos) y ha descartado que en estas edades exista relación del sexting con comportamientos sexuales arriesgados o con problemas psicológicos. Los autores del estudio advierten de que las historias negativas en torno al sexting suelen darse entre adolescentes y preadolescentes, un grupo más joven que el que han analizado en este estudio.

El estudio ha revelado también que casi la mitad de los participantes realizaban sexting, mayoritariamente de tipo recíproco (recibir y también enviar sexting).

Entre los problemas cuya relación con el sexting se pretendía analizar, dentro del contexto del impacto de la tecnología sobre la sexualidad y la salud, figuraban: el sexo sin protección, la depresión, la ansiedad y la baja autoestima.

El estudio ha sido producido conjuntamente por el Laboratorio de Sexualidad y Salud y el Centro de Investigación para la Prevención, ambos parte de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Míchigan, y será publicado próximamente en el Journal of Adolescent Health.

Fuente: Universidad de Míchigan